¿Crees que los niños solo deben disfrazarse durante las fechas señaladas como Halloween? ¿Piensas que se trata de una simple tradición o de un juego sin más? Si es así, debes saber que los disfraces aportan múltiples beneficios a nuestros hijos más allá de la diversión que les proporciona jugar.
Sabemos que a prácticamente todos los niños les encanta disfrazarse, ponerse un pañuelo pirata, coger una varita mágica o ser como Spiderman. A todos, casi sin excepción, les atrae jugar a ser un personaje de sus cuentos, cómics o series preferidas. Unos quieren ser superhéroes y otras princesas de reinos lejanos, y aunque no nos gusten estos tópicos es lo que triunfa cuando hablamos de disfraces infantiles.
Cuando un niño se disfraza pasa a representar otra persona o personaje ya sea real o imaginario, interpretando sus gestos, su forma de ser y su forma de interactuar con el mundo. De esta forma, jugando a ser, activa y despliega toda su imaginación, lenguaje y habilidades sociales que, de otro modo, quedarían en un segundo plano o no se atreverían a mostrar.
Algunos beneficios:
-Fomenta su creatividad.
-Activa su imaginación.
-Estimula la creación de mundos y situaciones imaginarias o reales que facilitan la expresión de habilidades sociales y lingüísticas.
-Se desarrolla la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar de otro y de entender sus sentimientos.
-A través de “jugar a ser” y “disfrazarse de” podemos ayudar a nuestros hijos a explorar su personalidad, a afrontar nuevos retos y/o aponerse en el lugar de otro, fomentando la empatía.
-Permite liberar tensiones y a expresar sus sentimientos, de un modo sencillo, lúdico y casi inconsciente.
Cuando un niño se disfraza, eligiendo ser el personaje que en ese momento le apetezca ser, está aprendiendo a expresarse libremente, a hacer cosas que siendo él mismo probablemente no haría poniendo en marcha el pensamiento simbólico.
Lee más: Ideas para Halloween