Y tú… ¿Cómo cuidas de tu colchón? A veces no valoramos la importancia de este elemento tan básico en nuestra vida, una superficie en la que pasamos, de media, entre 7 y 9 horas cada día.
Su firmeza, su higiene y su buen estado no solo son fundamentales para un mejor descanso. También garantiza la buena salud de nuestra espalda e incluso evita que suframos distintos procesos alérgicos.
No podemos olvidar, por ejemplo, que los colchones conforman un entorno “fabuloso” para que proliferen los ácaros. Es pues necesario seguir una serie de pautas para que su presencia sea mínima y nos garanticen además una adecuada salubridad.
Hoy en nuestro espacio queremos explicarte cómo hacerlo. Porque, en ocasiones, pequeñas modificaciones conforman grandes beneficios que pueden cambiar nuestra vida.
A los ácaros les agradan los ambientes cálidos y húmedos. Si hacemos la cama de inmediato no haremos más que reforzar ese entorno tan propicio para que los ácaros sigan proliferando. Es conveniente esperar entonces entre 1 o 2 horas antes de hacer la cama. Lo ideal es retirar las sábanas, la colcha y abrir las ventanas de la habitación para que el colchón se ventile.
Es importante que entre el aire fresco a la habitación. De este modo, higienizaremos el colchón hasta conseguir que los ácaros mueran. Sin embargo recuerda: los ácaros habrán muerto, pero el exoesqueleto de estos seres microscópicos pueden seguir en el colchón (y ocasionar las mismas reacciones alérgicas).
Por tanto, es necesario poner en práctica otra estrategia.
¡El colchón no debe mojarse! Llama a los expertos en su higienizado y aspira tu colchón al menos cada seis meses para mantener una higiene adecuada, evitar alergias y enfermedades.
Evita que el colchón sufra deformaciones y voltéalo cada semana, gira la zona del cabezal a la parte de los pies y rótalo.
También debemos tener en cuenta que la cama no es para sentarnos. A veces, nos pasamos muchas horas con el ordenador o leyendo un libro en esta posición, deformando el colchón.
Todos los colchones vienen ya con su propia funda. Sin embargo, para garantizar no solo un mejor descanso si no una mejor salubridad del tejido es muy aconsejable añadirle otra funda protectora.
Servirá de barrera entre el colchón y agentes externos como el sudor. Una buena funda debe ser transpirable, impermeable y de fácil lavado. Las de algodón, por ejemplo, son muy adecuadas.
Tu espalda agradecerá estos remedios y, en caso de sufrir alergias, te serán también de gran ayuda. ¿Las ponemos en práctica?
Vía: Mejor con salud